jueves, 21 de febrero de 2013

Meditaciones Cuánticas 6

El Espíritu es el potencial inmenso de todo lo que fue, es y será y es el Yo. Es el Campo.
Cuando el Campo vibra produce ondas.
El Campo vibratorio (con sus ondas de inteligencia, de información y de energía) es el origen invisible de la trama del continuo espacio-tiempo.
Las ondas de inteligencia son vibraciones del Espíritu.
Las ondas de inteligencia son, también, mis pensamientos, y son todos los pensamientos que hay en todas partes.
Dado que yo soy el Campo, todos los pensamientos son mis pensamientos.
Algunos pensamientos son percibidos de una manera más personal. Yo los llamo míos.
Algunos pensamientos los percibo de una manera menos personal. Los llamo pensamientos de otras personas, y también pensamientos de los animales y de la Naturaleza.
Algunos pensamientos los percibo dentro de mi cuerpo personal, y otros los percibo fuera de mi cuerpo.
Algunos son personales, otros son impersonales; no obstante, todos los pensamientos son míos por igual.
Las vibraciones en el Campo son pensamientos en la consciencia.
Son sucesos cuánticos en la continuidad del espacio-tiempo. Estos son los modos en los que el observador se convierte en el proceso de observación y en los que el perceptor se convierte en el proceso de percepción. Esta es la mente en acción.
Cuando estas vibraciones se condensan o se detienen, nace la materia.
Las vibraciones detenidas son materia.
Las vibraciones detenidas son el nacimiento de la materia. Son el nacimiento de la red de los sucesos del espacio-tiempo.
Estas son las cosas que ocupan espacio y que tienen duración en el tiempo.
La materia es el nacimiento de partículas a partir de las ondas.
Todas las partículas son ondas detenidas.
Todos los cuerpos materiales son condensaciones de vibraciones detenidas.
La materia es el mundo de los objetos materiales. Es el escenario, es el objeto de la percepción, lo observado.
El Espíritu, al moverse dentro de sí mismo, crea la mente; y la mente al atenderse a sí misma se precipita en materia.
El observador se observa a sí mismo y se convierte en lo observado.
El espectador se ve a sí mismo y se convierte en el escenario.
El espectador es el Espíritu.
El acto de ver es la mente.
El escenario es el mundo.
El espectador, el escenario y el acto de ver son uno.
El Espíritu, la mente y la materia son Uno.
La creación es el propio ser interactuando consigo mismo y percibiéndose a sí mismo. Unas veces es el espectador,otras veces es el acto de ver, otras veces es el escenario.
Todo lo que existe soy yo interactuando con mi propio ser y percibiendome a mí mismo como Espíritu como mente y como materia .

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