viernes, 4 de mayo de 2012

El encuentro con la sombra II

“Nuestra vida es un tejido entrelazado con el bien y el mal; nuestras virtudes serían admirables si no estuvieran contaminadas por nuestros defectos y nuestras flaquezas, serían desesperantes si no se hallaran atemperadas por nuestras virtudes.”
                                                                                                         •  William Shakespeare


“La angustiosa realidad es que la vida cotidiana del ser humano se halla atrapada en un complejo inexorable de opuestos, día y noche, nacimiento y muerte, felicidad y desdicha, bien y mal.
Ni siquiera estamos seguros de que uno de ellos pueda subsistir sin el otro, de que el bien pueda superar al mal o la alegría derrotar al sufrimiento. La vida es un continuo campo de batalla. Siempre lo ha sido y siempre lo será. Si no fuera así, nuestra existencia llegaría a su fin.”
                                                                                                       •  C. G. Jung

Ego y sombra van unidos según Jung.
Son muchas las fuerzas que forman la sombra; los padres, los parientes, maestros, amigos, etc; nos enseñan cuales son las conductas deseables y adecuadas a la moral, y cuales son despreciables. Cada cultura, cada familia, marca en forma diferente lo que corresponde al ego o la sombra, porque algunas permiten la expresión de la ira y la agresividad y otras no.
Otras permiten la ambición por el dinero, o las expresiones artísticas o el desarrollo espiritual.
Todo lo rechazado por el ego (que es la identificación de las cualidades permitidas por la familia más la cultura, etc), pasan a las sombra y alimentan el lado oscuro del ser humano, pero no todos son rasgos negativos, la sombra está compuesta por aspectos infantiles, apegos emocionales, aptitudes y talentos que no se desarrollaron. La sombra está conectada con la profundidad del alma, por lo tanto también con lo superior, creativo, etc.
No conocemos nuestra sombra, pero la percibimos como peligrosa “el inconciente no puede ser conciente”. Es imposible estar en el mismo momento en los dos lugares.
Vemos la sombra indirectamente a través de las relaciones con los demás y en general la vemos fuera de nosotros mismos por eso decimos que el otro hace de espejo y es cuando percibimos desproporcionadamente cualidades que nos molestan en los otros. A esto se le llama proyección, como el enojo sobre nuestra pareja insatisfecha o sobre nuestra espiritualidad sobre un gurú, y esto genera vínculos entre el emisor y el receptor, este es el abc de nuestra forma de relacionarnos con el otro.
La sombra contiene toda capacidad y cualidad que no desarrollamos o expresamos y constituye una parte del inconciente que complementa el ego y que son características de nuestra personalidad conciente  que no desea reconocer y repudia, olvida en la profundidad del inconciente y solo se encuentra en los enfrentamientos desagradables con los demás.
Está en nuestra vida cotidiana, por ejemplo en el humor (los chistes sucios o payasadas), que expresan lo oculto.
Los que no tienen sentido del humor tienen una sombra muy reprimida.

Como descubrir la sombra en nuestra vida cotidiana:


1- Sentimientos exagerados por los demás.
2- En el ida y vuelta de los que actúan como espejo.
3- En relaciones perturbadoras con las personas.
4- En actitudes impulsivas y en las actitudes inadvertidas por mí.
5- Cuando nos sentimos humillados.
6- En los enojos desproporcionados por los errores de los demás.

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