“Probablemente,
la lección mas grande de nuestras vidas sea aprender a ser libres, libres de
las circunstancias, de nuestro entorno, de otras personalidades, y, por sobre
todas las cosas, libres de nosotros mismos, ya que hasta que no lo seamos,
seremos incapaces de brindarnos abiertamente y de servir a nuestros semejantes”.
Dr. Edward Bach
Antecedentes históricos
de la Terapéutica Floral:
La
utilización de tinturas florales con cualidad energética y con fines
terapéuticos o de autoconocimiento se remonta a culturas muy distantes en el
tiempo. Se han descubierto cilindros sumerios y tablillas hititas donde se
recogen sistemas de extracción energética de las flores con fines
medico-religioso. Se mencionan en los upanishad de la India, y en textos de
medicina taoísta. Hay evidencias de dicho conocimiento por parte de los druidas
del sur de Bretaña, dentro de la cultura Celta. Y también hay constancia que
tanto los Olmecas como los Mayas conocían las virtudes energético-terapéuticas
de las flores.
En un tiempo
histórico cercano del medioevo, hay diferentes tratadistas de espagírica, entre
ellos Paracelso, que mencionan la extracción y la utilización de “éteres” de
las flores con fines curativos.
El
conocimiento del potencial energético de las flores es muy antiguo y ha sido
transmitido a lo largo del tiempo, aflorando una y otra vez en diversas
tradiciones; pero siempre fue un conocimiento oculto y restringido, iniciático
y ontológico, en el cual el practicante debía conocer toda la transición
energética del proceso para poder aplicarlo adecuadamente.
A principios
de siglo, Rudolf Steiner refiere en varias conferencias, que hay una energía
fina de elevado potencial terapéutico y aun por descubrir en las flores. A dos
de estas conferencias asiste quien posteriormente descubre y da forma
terapéutica a las esencias florales tal como las conocemos; esta persona es el
Dr. Edward Bach (1886-1936), inmunólogo y homeópata galés. Consigue elaborar 38
esencias florales (conocidas como las Flores de Bach) y articular un método de
trabajo con las flores utilizable incluso por el no iniciado en los usos
médicos.
La
extraordinaria contribución de Bach a posibilitado un redescubrimiento de la
riqueza energética y curativa del reino vegetal, de resituar y dar vigencia a
uno de los postulados hipocráticos fundamentales: “no existen las enfermedades, sino los enfermos”.
Trabajos de
investigación con las flores apuntan en
la actualidad a perfilar y ahondar en una terapia simple preventiva y eficaz en
todo tipo de desequilibrios; una terapia adelantada a su tiempo y poco
comprendida, pues se la examina con mentalidad bioquímica, cuando en realidad
tiene mas que ver con la física cuántica o la electrónica que con la química. Las
nuevas investigaciones profundizan aun más en la gran cura, a la que se refería Heidegger, esto es, no solo la
recuperación de lo que el hombre conoce como equilibrio sino también, la
conquista de nuevas dimensiones en la paz interna y en el conocimiento de sí
mismo para beneficio de la humanidad.
La enfermedad, porque y
como:
Mucho se ha
escrito y hablado sobre la enfermedad, el porque de ella, la salud y como
recuperarla, es el gran interrogante del hombre a través de los tiempos.
Desde el
punto de vista social y si se quiere popular, la enfermedad suele ser asociada
al azar, al encuentro desafortunado con un acontecimiento, germen o disfunción
hormonal o nerviosa con consecuencias físicas, emocionales o mentales; con lo
cual las tendencias terapéuticas suelen también enfocarse a combatir las
secuelas del ingrato acontecimiento, el oportunista germen, la desbandada
celular o los desordenes nerviosos u hormonales todo esto envuelto en una
atmosfera de combatir a un enemigo externo: la enfermedad.
La Organización
Mundial de la Salud (O.M.S) , desde 1976 incorpora programas sobre métodos
naturales de salud, entre los que se encuentran las Esencias Florales o Flores
de Bach. La O.M.S aconseja a sus estados miembros el uso, estudio e integración
de estos métodos naturales. Dentro de este nuevo enfoque se comienza a valorar
el entorno social y el equilibrio emocional de las personas como factores que
intervienen en la consecución de un estado saludable individual. La O.M.S
remarca el valor preventivo, complementario y de ahorro de estos métodos naturales,
en un marco de explosión demográfica y del alto coste sanitario mundial. Las
Esencias Florales, están clasificadas por dicha organización como método
natural de salud inocuo y preventivo, dentro del apartado de terapias
individualizadas.
Conciencia Biológica y
Conciencia Trascendente:
Para
Hipócrates, para Hahnemann, para E. Bach, el hombre es una unidad que tiene
diferentes dimensiones, unas más o menos conocidas, como la biológica, la
emocional y otras muy poco conocidas, como la mental y una bastante desconocida
como la espiritual. Teniendo en cuenta que todas estas dimensiones están
intercomunicadas y actúan como unidad, seria bueno considerar cada una de ellas
a la hora de contemplar cualquier desequilibrio.
Bach postula
que la enfermedad se da como consecuencia de un desencuentro, un alejamiento
entre dos parámetros indisolubles e íntimamente necesitados de relación, como
son el alma y la personalidad.
La
personalidad persigue imágenes o valores que no le son propios al nivel
esencial, se produce un alejamiento o resquebrajamiento en la relación que crea
las condiciones energéticas que propician al interactuar con el medio,
desordenes emocionales o nerviosos y
que de agudizarse podrán devenir en desordenes funcionales, endocrinos y por
ultimo en patologías.
Es frecuente
achacar dolencias como la gripe a un virus pero difícilmente se asociara a una
alteración emocional mas o menos severa acontecida unos días antes de
contraerla y que tuvo como consecuencia, vía sistema endocrino, una mayor
debilidad y receptividad al virus por parte del sistema inmune. Es muy
frecuente hablar de la espiritualidad de nuestras vidas, pero tememos, nos
protegemos, no actuamos como inmortales. Más frecuente aun es tomar decisiones
por interés, por miedo, por apetencia emocional o biológica sin considerar que
consecuencias tiene para el alma y por lo tanto para el equilibrio de esa
unidad que es el hombre. Suele haber una disociación de las consecuencias entre
lo espiritual y lo material , entre lo trascendente y lo mundano, que hace que
el hombre suela hablar de su conciencia trascendente pero no suele actuar en
consecuencia ; tiene migrañas pero ignora la saturación energético-hepáticas
debido a su resentimiento y falta de perdón, tiene quistes o tumoraciones y
suele recurrir a la extirpación sin pararse un minuto a preguntarse sobre las
incoherencias de la vida y por lo tanto energéticas que lo encaminaron a la
situación patológica y el posible aprendizaje a asumir. El miedo a la
extinción, a la desaprobación, al dolor, al fracaso, a la miseria suele condicionar
su vida y su capacidad de decisión impecable
(fidelidad a si mismo); le es difícil salir de la conciencia biológica, con lo
cual la posibilidad de enfermedad esta servida, por esto consideramos que la
enfermedad es la manifestación de los desajustes entre la dimensión
trascendente y el aspecto existencial del hombre. La enfermedad es un aviso,
una oportunidad de centrar la atención sobre los alejamientos esenciales y
poder acceder a la conciencia trascendente. “tema el hombre la muerte del alma, que no la del cuerpo” (San
Agustín). Todas las enfermedades se deben a estos desajustes, y si bien hay
algunas congénitas, infantiles o accidentales, que merecen mención aparte en
cuanto a su desencadenamiento y que deben ser atendibles al contemplar aspectos
como la memoria celular.
Realidad energética y
esencias florales:
Desde el
punto de vista de la conciencia biológica y la atención hacia la materialidad
que esta conlleva, la visión del hombre es muy simplista: de un lado, tiene un
cuerpo, sentimientos y pensamientos que suele relacionar vagamente con
funciones de dicho cuerpo, y de otro, niveles evanescentes sin localización
clara a los que nombra de muchas maneras y muy frecuentemente como alma y
espíritu. En realidad, la realidad energética del hombre es más compleja pero a
la vez más concreta.
Básicamente
somos un sistema energético, con diferentes rangos de manifestación de energía
(lumínico, magnético y electromagnético). El nivel mas evaluable es el campo
electromagnético ; que no solamente conforma áreas externas denominadas
habitualmente “aura” sino que interpreta a nivel biológico, células, órganos y
sistemas. El nivel interno del campo electromagnético se denomina sistema
reticular, siendo una parte de el los meridianos de la medicina China.
El campo
electromagnético da soporte electrónico a todas las funciones biológicas y de
hecho no solo tiene voltaje (0,062 a 0,0034 micro volt) sino que tiene peso
como se ha demostrado en experiencias con personas moribundas, y un sistema de
frecuencias armónicas, para su correcto funcionamiento. En medicina
vibracional, se observan los diferentes rangos de frecuencia (Hertz) en los que
trabaja un órgano sano y como la defunción orgánica siempre la precede una
perdida de las frecuencias correctas. Lo mismo sucede a nivel emocional: una
alteración en las frecuencias armónicas de un sector determinado del campo
electromagnético arrastra y tiene como consecuencia una alteración emocional.
Las esencias
florales contienen, paquetes de
frecuencias armónicas, que escanean y restauran las perdidas de frecuencia
correcta en los diferentes sectores del campo electromagnético; como las
alteraciones de dicho campo no suelen ser apreciables, el único rastro que se
puede seguir es el de los desequilibrios emocionales asociados a ella, es por
esto que habitualmente se considera que las esencias florales, actúan fundamentalmente
sobre las emociones, consideración cierta pero incompleta, ya que las esencias
no se ocupan de la emoción del individuo, sino de restaurar la perdida de la
frecuencia correcta, lo que conlleva alivio o cese de la emoción alterada y lo que
es mas importante, la desaparición de las condiciones energéticas que sustentan
una disfunción física o patológica; esta es la razón por la que E. Bach
utilizaba las virtudes opuestas de las esencias para tratar cualquier desarmonía
mental o física haciendo que las esencias florales sean un regalo generalizado,
adelantado a su tiempo, para el tratamiento de todo tipo de enfermedades y para
que el hombre halle la suficiente paz interna para entender su alejamiento
esencial (alma-personalidad) y la posibilidad de encaminarse hacia el
conocimiento de si mismo. Las esencias florales tienen la función fundamental y
sagrada de sanar y unir la tierra con el cielo, para que el hombre pueda ser
uno.
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