Lo meta y lo trans, claman una urgente dirección, de todas formas, los cambios no son de un día para el otro.
Lo transpersonal trabaja para reconocer esa realidad divina que subyace en la materia. La psicología transpersonal pretende entrar en la entrega al propio silencio interior, dándole paso a la Consciencia - Energía, verdadero camino de curación y no se vincula con la mezquindad del materialismo ciego. Es el objetivo de la filosofía perenne. Psicología viene de "Psije" (espíritu, vida, aliento, alma) y "trans" significa más allá de, a través de, y "persona", Máscara.
A través de, ya que no pretende una evasión personal, es trascender al ego, e integrar lo trascendente o espiritual a las dimensiones personales.
Surge a fines de los 60', de la psicología humanística, acercándose a la espiritualidad oriental. El interés está puesto en la evolución de la consciencia, en el desarrollo integral de la dimensión transpersonal de la naturaleza humana. Despierta la "consciencia de unidad", en la cual se realiza el misterio de la unidad en la multiplicidad.
La psicología transpersonal como toda psicología conlleva una psicoterapia.
El síntoma es el mensajero del caos y cuando actuamos a través del síntoma nos desequilibramos.
El caos es todo el subconsciente, allí está la materia básica para el cambio y la transformación; porque en relación con él, se construye nuestro destino y si lo aceptamos entramos en la vía del crecimiento, o por el contrario puede convertirse en una fuerza desenfrenada y negada.
Lo transpersonal se interesa por los estados del ser del devenir, la autorealización y la expresión de las meta-necesidades individuales y de la especie, éxtasis, experiencias místicas, la conciencia cósmica, la sinergia.
Estas emergencias necesitan una curación a nivel de los estados no ordinarios de la consciencia, si se quiere el éxito; evitando la suplantación o represión del problema.
El Dr. Grof acuñó el termino holotrópico que significa"todo", la totalidad, la unidad.
Las terapias holotrópicas van más allá del espacio tiempo y está centrada en lo transpersonal y los estados no ordinarios de consciencia. Se dirigen principalmente al cerebro derecho.
Entre estas terapias se encuentra la Junguiana, la psicosíntesis (assagioli) respiración holotrópica (Grof) y no hay contradicción entre otras terapias, en realidad son integrativas.
Partiendo de Jung, así como de muchos maestros reconocidos, toda terapia que no esté abocada a lo espiritual, que no lo tome en cuenta como un aspecto de la psique, se conducirá al fracaso. Incluye entre otras la meditación como ejercicio para acercarse a regiones más sutiles de la consciencia.
Roger Walsh, psiquiatra y neurólogo, dice que los estados de meditación modifican la consciencia, nos lleva a una visión interior y a la calma profunda. Disminuye la ansiedad, incrementa la autoestima, la autorealización, disminuye la presión sanguínea, etc.
En la terapia transpersonal se aprende a ser testigo de la propia vivencia del estado anímico y también que el apego es la mayor causa de dolor. Nos guía a procesos de autoexploración y autodescubrimiento.
El paciente, es el principal protagonista con responsabilidad absoluta. El terapeuta, en su función de facilitador crea un contexto de apoyo para esa autoexploración. Ofrece guía a los que quieren incluir la vida espiritual, transmental en sus vidas, acercándolos a lo mitológico y arquetípico de la psique. Con respecto a la relación entre la religión y la psicología transpersonal, se han desconsiderado como campos diferentes, aunque halla contactos de interés, pues en esta no existen credos ni dogmas, las experiencias se pueden interpretar religiosamente o no, según las preferencias individuales y libertad de culto. La psicología transpersonal tiene que ver también con aquellos desesperados de una vida sin sentido, por su desacralización y todoconsumismo, y ha de ofrecerles el norte de la experiencia de lo inimaginable, lo que les devolverá en la inmensa perspectiva de la vida y el universo. Pero esta psicología, en el presente y futuro, a de abrirse camino en el escepticismo de lo académico y el retraimiento de las instituciones, producto de sus ignorancias y de sus miedos.
