Los Olvidados Dharmas
Así como el Karma es lo que debemos y venimos a pagar como individuos a través de nuestro libre albedrío determinamos en cierta manera la dirección que llevara nuestra vida de acuerdo a nuestras decisiones desaciertas o incorrectas transformándolas en una deuda que debemos pagar . Pero, ¿Que son los Dharmas?. Es todo aquello que como recompensa de vidas anteriores traemos a esta vida para disfrutar, un premio por nuestras conductas y actitudes, pensamientos, por todo aquello que nos sirvió para la elevación, son nuestras cuentas a favor. Se hayan presentes en todos nosotros y en mayor o menor medida, lo podemos reconocer en nuestra vida cotidiana dependiendo de nuestra elevación espiritual sea consciente o no y del desapego interior a una vida materialista y terrenal. Es lo que nos da alegría, felicidad, una mejor posibilidad de vida, es también todo aquello que por cotidiano no valoramos asta que nos falta. Un Dharma es una fiesta donde nos divertimos y compartimos con amigos, la habilidad de manejar un instrumento, o una herramienta, una familia unida y feliz, tener salud, trabajo, entendimiento, el alimento cotidiano, la capacidad de amar, el sentirnos amados, etc.
Pero, de la misma forma que un Karma, si lo pagamos convenientemente bien, se puede convertir en un Dharma, un Dharma se puede transformar en un Karma por el solo hecho de no utilizarlo, como la fruta jugosa y dulce que es nutritiva cuando esta madura, los Dharmas deben utilizarse para el crecimiento ya que como la fruta si se descompone no solo no se puede comer, sino que al mismo tiempo arruinaría el resto de la fruta contenida en la cesta.
Y es nuestro cuerpo la cesta que contiene todos los otros cuerpos y por consiguiente todos los Dharmas y todos los Karmas. Lo que mas afecta para el cumplimiento de un Dharma es la Ley de uso, porque la negación o el no aprovechamiento de semejante beneficio ganado por el esfuerzo y el conocimiento en otras vidas, trae aparejado el Karma del aprendizaje de la comunión con lo bueno de esta vida.
La filosofía hermética dice: "La Ley de uso es universal, y aquel que la viola sufre por haber puesto en conflicto con todas las fuerzas naturales".
Quien seria capaz de trabajar y esforzarse durante toda la vida, acumular una gran riqueza para luego enterrarla en el medio del desierto y sin ningún sentido olvidarse de ella y vivir de la caridad pasar oprobios y necesidad, por la necedad de no utilizarla, por la arrogancia de una presunta humildad.
Así son nuestros Dharmas, una gran riqueza acumulada durante muchas vidas de trabajo con nosotros mismos, y con los demás y desamprensivamente dejarlos abandonados , no usarlos, o lo que es peor despreciarlos como cosas sin valor. Despreciamos nuestra vista, o nuestra capacidad para andar, como si no fuera importante y solo las valoramos cuando las perdemos a alguna de estas habilidades tan valiosas.
Despreciamos la tremenda fortaleza que tenemos para sobreponernos de los golpes duros que nos da la vida y recién las rescatamos cuando vemos a otros quebrados por el dolor y la desesperanza y erróneamente sentimos que lo nuestro no es tan grave, sin reparar en nuestra reactivacion interna que somos artífices en gran parte de nuestra propia recuperación y la de nuestro entorno.
Despreciamos también, la fuerza creadora del amor que sentimos, y pensamos que solo es valiosa si es recompensada en la misma medida por aquel o aquellos a quienes se lo brindamos. No valoramos que por el solo hecho de sentir, estamos vivos y tenemos la posibilidad de brindarlo sin esperar retribución y que cuando esta llega es doblemente valiosa por ser algo que no esperábamos.
Despreciamos nuestra tolerancia y comprensión hacia los demás. Soportamos la vergüenza y la humillación de aquellos que nos rodean aportando de esta forma nuestra cuota para la convivencia y el crecimiento pero por no valorarla somos incapaces de utilizarla para nosotros mismos.
Despreciamos nuestros sueños y fantasías sin embargo miramos asombrados el mundo fantástico de lo que nos rodean y admiramos su capacidad de crear o de plasmar en aquello que yace en el fondo de sus sueños y no reconocemos que al valorar los sueños en otros también somos parte de ese universo.
Despreciamos los momentos simples y cotidianos, como si no sirvieran para nuestro crecimiento interior y no comprendemos que solo crecemos cuando estamos en armonía con las mas pequeñas cosas de la vida, con los momentos simples e intrascendentes y pasamos por la vida buscando una playa de arenas doradas pero desperdiciamos cada uno de los granos que tenemos en nuestras manos para seguir frustradamente, con nuestra búsqueda sin entender que en esos simples granos esta la meta buscada.
Despreciamos nuestras angustias y nuestras dudas, pretendiendo tener todas las respuestas a nuestras preguntas o lo que es peor, que no surja una duda dentro nuestro sin entender que ellas, son el camino que nos lleva a una búsqueda incesante de la verdad interior.
Despreciamos nuestros enojos, sin darnos cuenta que siempre detrás de cada tempestad viene la calma en el paisaje de nuestra alma.
Despreciamos nuestra capacidad de perdón, mostrándonos fríos e inflexibles aunque nuestra emoción muestre lo contrario , confundimos bondad con justicia , sin reconocer que con la misma vara seremos perdonados y tolerados.
Despreciamos nuestras risas y alegrías y los sanos momentos de esparcimiento como si no tuvieran nada productivo o rentable, sin comprender que nuestra alma se eleva y canta en lo mas cotidiano y simple de esta vida en comunión con los demás.
Y cuando comenzamos a despreciar nuestros Dharmas, para no darnos cuenta de que debemos cambiar, comenzamos a censurarlos en aquellos que los llevan a flor de piel, que los viven intensamente y que buscan un camino diferente al nuestro; entonces nuestro Karma, es doble, por no valorar lo que hemos ganado y por no permitirles a los otros la sana búsqueda de su camino de elevación. Ese camino es propio, pero al mismo tiempo, somos todos responsables por aquellos que los transitan lo queramos o no, junto con nosotros y es tan así, que si encontramos la felicidad y el conocimiento en nuestro camino, debemos transmitirlo para que le pueda ser útil a otros.
La profunda comprensión de los Dharmas hace que si bien la vida la vida no sea solo color de rosa, nos hace entender que tampoco es negra y que debemos valorar la riqueza de los claroscuros.
El poder reconocer nuestros Dharmas, no solo los incrementara para nosotros, sino también para aquellos que nos rodean y que comparten nuestra vida.
Entonces, nuestra existencia no es mejor, sino que nosotros comenzamos a vivir mejor nuestra vida y de allí en mas , queremos que todos vivan mejor su vida.
Porque en definitiva, ¿para que nos sirve una vida mejor si no somos capaces de vivirla?. Contenemos en nuestra esencia el Ser superior que nos crea, y a la vez somos creadores de el, somos un microcosmos inserto en el macrocosmo al que pertenecemos y el nos pertenece en su totalidad.
Es nuestra misión, también un derecho, mantener el equilibrio constante de las Leyes de armonía en nuestro propio universo del cual dependemos, equilibrando permanentemente lo que pagamos y recibimos de nosotros mismos, así que de la misma forma que actuamos con nosotros , por lo general actuamos con los demás.
Para que los Karmas sean un verdadero aprendizaje y no un castigo, y los Dharmas sean un premio y no se conviertan en un Karma por no utilizarlos.
" No le hagas a los demás, lo que no quieras que te hagan y no permitas que te hagan, aquello que no le harías a los demás"
"Vive cada segundo de tu vida, como si fuera el ultima, y planificalo como si fuera el primero"
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