lunes, 5 de septiembre de 2011

Necesitamos sentir que somos aceptados, pero ¿A que precio?

Recibimos una suma de mensajes, desde que nacemos de como debemos ser, como y hacia donde debemos desarrollarnos, que características pueden volvernos aceptables, o lo que nos convierte en indeseables, que debemos soñar, que debemos ambicionar, como debemos amar, etc.
Necesitamos pertenecer, eso es algo básico para los humanos, es fundamental sentir que somos aceptados y por eso incorporamos valores que la sociedad nos muestra como deseables.
Pero, ¿A que precio?

Hacia ya varios días que Kotari  recorría los campos que rodeaban su pequeño pueblo, en el extremo norte del Japón, y la búsqueda en que estaba empeñado había resultado, hasta ese momento, infructuosa.
De pronto, experimento un estremecimiento de placer.
¡Ahi estaba! Asomando apenas por entre las hierbas, erguía su escaso palmo de estatura el ciruelo.
Cumpliendo con el ritual ancestral, Kotari se arrodillo, paso sus labios sobre la tierra y pidió, a los espíritus guardianes de la misma, permiso para tomar el pequeño árbol.
Luego, con inmenso cuidado, sus manos fueron quitando lentamente el terrón que contenía al ciruelo. Lo envolvió en un lienzo y, feliz, retorno al pueblo.
Una vez en su hogar, coloco el arbolito sobre una mesa y se dedico a observarlo detenidamente, trazando en su mente un plan de acción.
Cogió las tijeras de podar y cuando estas ya casi rozaban la superficie del ciruelito...
-¿Que intentas hacerme? -la voz del árbol  surgió, apretada y temblorosa.
-Te convertiré en un bellisimo bonsai -respondió Kotari.
-Pero, ¿por que?
-Porque si te dejo crecer como tu quieras, te convertirás en un ciruelo imperfecto. Como bonsai, en cambio tu hermosura no cabra en ningún elogio y no habrá en todo el poblado mirada capaz de captarla por completo.
-A mi me gusta ser como soy. ¿Acaso eso esta mal?
-Mira ese hermano tuyo -al decir esto, señalo a un gran ciruelo que crecía en el jardín y era divisable a través de una amplia ventana -nota su aspecto desgarbado y caótico. su forma no respeta ni las mas elementales normas estéticas. Es tan solo un salvaje.
-Y si me convierto en un bonsai, ¿que ganare?
-Tendrás cuidados, atención, protección, calor, admiración y nutrición. Poseerás lo que tu hermano salvaje no posee.
-¿Y que se requiere para transformarme en bosai?
-Es sencillo. Bastara con podar cuidadosamente tus raíces, cortar hábilmente tus ramas, desviar sabiamente tu tronco con finos alambres y darte solo la cantidad mínima de tierra. Seras una magnifica miniatura. Créeme que es lo mejor para ti.
El ciruelito contemplo al gran ciruelo del jardín. Lo vio solo y librado a sus propias posibilidades.
Accedió a la propuesta de Kotari.
Pasaron los años y el ciruelito ¿crecio?
Pasaron los años y el gran ciruelo solo continuaba siendo un ciruelo.
Pasaron los inviernos y el bonsai hallaba abrigo en el invernadero,
Pasaron los inviernos y el gran ciruelo se cubría de helada nieve y perdía sus hojas por el intenso frio.
El bonsai recibia  frecuentemente la visita de gentes del pueblo que le miraban y admiraban.
El gran ciruelo permanecía solo.
Cierta primavera, el bonsai se convirtió en adulto y en sus ramas aparecieron algunas pequeñas flores.
En esa misma primavera, el gran ciruelo se cubrio totalmente de grandes flores.
Llego el verano y las pequeñas flores del bonsai se volvieron pequeños y secos frutos.
En ese mismo verano, las grandes flores del gran ciruelo se volvieron grandes y jugosos frutos.
Una mañana, el bonsai diviso por la ventana a un grupo de niños junto al gran ciruelo. Saboreaban las grandes ciruelas y reían y danzaban gozosos.
Mas tarde, cuando Kotari fue al invernadero, se extraño de ver al bonsai totalmente cubierto por lo que parecía un insólito roció.


Desde Niños realizamos esfuerzos por adaptarnos a la imagen que nos trataran como adecuada. de adultos, generalmente somos nosotros mismos los que perseguimos en una búsqueda sin sentido pero con un final previsible: angustia y frustaciòn.
¿Crees que sos diferente al pequeño bonsai?

Nadie puede ir en contra de su verdadero ser.

TAL VEZ LA QUE NECESITES, PARA SER FELIZ ES AVERIGUAR QUIEN SOS.

El Viejo aforismo dice:
HOMBRE CONOCE LA VERDAD, ELLA TE HARÁ LIBRE
HOMBRE CONÓCETE
A TI MISMO.

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