jueves, 14 de marzo de 2013

La Felicidad Eres Tú

Despertarse es la única experiencia que vale la pena. abrir bien los ojos para ver que la infelicidad no viene de la realidad. Para ser feliz no hay que hacer nada, ni conseguir nada, sino deshacerte de falsas ideas, ilusiones y fantasías que no te dejan ver la realidad. Eso sólo se consigue manteniéndose despierto y llamando a las cosas por su nombre. 
Tú ya eres felicidad, eres la felicidad y el amor, pero no lo ves porque estás dormido. Te escondes detrás de las fantasías, las ilusiones y también de las miserias de las que te avergüenzas. Nos han programado para ser felices o infelices (según aprieten el botón de la alabanza o de la crítica), y esto es lo que te tiene confundido, has de darte cuenta de esto, salir de la programación y llamar cada cosa por su nombre. 
Si te empeñas en no despertar, nada se puede hacer. "No te puedes empeñar en hacer cantar a un cerdo, pues perderás tu tiempo y el cerdo se irritará". Ya sabes que no hay peor sordo que el que no quiere oír. Si no quieres oír para despertar, seguirás programado, y la gente dormida y programada es más fácil de controlar. 
Para despertarse, el único camino es la observación. El ir observándose uno a sí mismo, sus reacciones, sus hábitos y la razón del por qué responde así. Observase sin críticas, sin justificaciones, ni sentido de culpabilidad, ni miedo a descubrir la verdad. Es conocerse a fondo. 
La pregunta más importante del mundo, base de todo acto maduro, es :¿Yo, quién soy?. Porque sin conocerte, no puedes conocer ni a Dios. Conocerte a ti mismo es fundamental. Sin embargo lo curioso del caso es que no hay respuesta para la pregunta ¿Quién soy yo?, porque lo que tienes que averiguar es lo que no eres, para llegar al ser que ya eres. 
Hay que quitar las vendas para ver. Si no ves, no puedes descubrir los impedimentos que no te están dejando ver. 
El observarte a ti mismo es estar atento a todo lo que acontece dentro y alrededor de ti, como si esto le ocurriese a otra persona, sin personalizarlo, sin juicio ni justificaciones ni esfuerzos por cambiar lo que está sucediendo, ni formular ninguna crítica ni autocompadecerte. Los esfuerzos que hagas por cambiar son peores, pues luchas contra unas ideas, y lo que hay que hacer es comprenderlas, para que ellas se caigan por sí solas una vez que comprendas su falta de realidad. Hay que cuestionar todo esto para ver si se comprende como una verdad y entonces te pondrás a observarte. 

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