Yo no puedo percibir al perceptor aplicando mis sentidos, pues cuando aplico mis sentidos empiezo a tener percepciones, y entonces dejo de estar conmigo mismo: estoy con mi percepción.
Yo, pensando pensamientos, no puedo percibir el perceptor, porque cuando yo estoy pensando, no puedo seguir estando conmigo mismo, el pensador.
Los pensamientos son percepciones. El pensador es el perceptor. Es posible que el pensamiento sea el pensador disfrazado, y que la percepción sea el perceptor disfrazado.
Este es el dilema. ¿Es el pensador el pensamiento?¿Es el perceptor la percepción?.
¿Podría el espectador ser el escenario?¿Podría el pensador ser el pensamiento?.
Vamos a examinar tanto el perceptor como la percepción.
Todas las percepciones son sucesos del espacio-tiempo. Están en el mundo de las dimensiones.
Mi cuerpo ocupa espacio. Tiene altura, anchura, volumen. Existe en el tiempo. Está limitado por el tiempo.
Hasta los pensamientos son sucesos que parpadean en el espacio-tiempo. Ocurren durante un parpadeo instantáneo y tienen comienzo. medio y final. Durante un parpadeo instantáneo ocupan un espacio y tienen una posición en la consciencia.
Por eso, toda percepción está limitada por el tiempo. El perceptor, por otra parte, siendo el testigo silencioso e inmutable de todas las percepciones, es intemporal.
El perceptor no tiene dimensiones. El perceptor no ocupa espacio.
Dado que el perceptor está allí antes de la percepción y está allí después de la percepción, entonces siempre está allí; y al estar siempre allí es eterno.
Eterno, no limitado, no espacial, intemporal, no dimensional: el perceptor es el Espíritu.
El Espíritu es el verdadero yo. No material y no dimensional, el Espíritu no puede ser creado ni destruido.
El Espíritu no es espacial, intemporal y no dimensional.
El fuego no lo puede quemar y el agua no lo puede mojar; el viento no lo puede secar, y las armas no lo pueden matar; eterno, no limitado, inmutable, sin comienzo y sin fin; no está en ninguna parte en particular y está en todas partes en general.
Este Espíritu es el yo esencial.
¿Como puedo encontrar al Espíritu?.
No a fuerza de pensar. no a fuerza de obrar. Sólo a fuerza de Ser.
Sólo por medio del silencio, sólo Siendo, puedo conocerme a mí mismo.
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